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Venerable Hermandad y Cofradía de penitencia de la
Sagrada Oración de Ntro. Señor Jesucristo
en el Huerto, María Santísima de Gracia y Esperanza Coronada y Beato Marcelo Spínola

BROCHE DE ORO PARA CERRAR EL 75 ANIVERSARIO

BROCHE DE ORO PARA CERRAR EL 75 ANIVERSARIO

El Señor del Huerto procesionó bajo una multitud que lo arropó durante toda la tarde – noche del pasado 29 de septiembre.

Bendito aquel 11 de mayo de 1943 cuando se reunieron los que a partir de ese día se convertirían en los hermanos fundadores de nuestra hermandad. Una hermandad que ha ido creciendo día a día, se ha ido modelando con el paso del tiempo y hoy es el reflejo del amor de sus hermanos por nuestros titulares. Decir Huerto es hablar del Señor y de la Virgen de Gracia y Esperanza; es hablar del Hijo predilecto, preclaro y eminente de San Fernando, el Beato Marcelo Spínola; es hablar del barrio de La Pastora; del Martes Santo; de un reguero de penitentes y monaguillos, pero también de sus hermanos, de esos que si pudieran elegir el color de su sangre no tendrían duda en tenerla blanca y verde, porque así lo sienten; porque vivan en nuestra ciudad o alejados cientos de kilómetros viven su día a día teniendo presente a sus titulares y lo que significa pertenecer a esta corporación.

Y todo eso se ha podido conmemorar a lo largo de este último año en el que hemos celebrado nuestro LXXV aniversario fundacional. Desde el primer momento, la Junta de Gobierno tenía presente que una efeméride de este tipo no podía cerrarse sin que el Señor del Huerto saliese por su barrio en procesión de alabanzas para inundar de oración nuestra ciudad, lo cual fue refrendado en cabildo extraordinario de hermanos celebrado hace un año. Los hermanos del Huerto querían ver a su amantísimo titular en procesión extraordinaria por primera vez en setenta y cinco años. Y así fue. Todos teníamos marcado en verde la fecha del 29 de septiembre; una intensa espera sobre todo desde que el Señor del Huerto volviese a su altar tras permanecer en Cádiz una semana en julio para la celebración del Via Crucis Jubilar Diocesano.

Este año ha sido especial, muy especial. Quizás San Fernando ha vuelto a redescubrir al Señor del Huerto. Si en el mes de mayo, lo tuvimos muy cerca, bajó de los altares y lo pudimos contemplar cara a cara, profundizando en su mirada, en su agonía salvadora, deteniéndonos en los surcos de su cabello o en las gotas de sangre que se deslizan por su rostro, en septiembre lo pudimos contemplar durante una semana sobre su paso, en esa recreación plástica barroquizada de lo que debió ser esa noche de Pascua en Getsemaní. La iglesia de la Pastora muestra en Semana Santa la conjunción perfecta entre las tres hermandades de penitencia que allí radicamos y el resto de grupos parroquiales y feligreses que celebramos los Santos Oficios. Todo está pensado y equilibrado para que se puedan celebrar los distintos cultos (externos e internos) en la semana más importante para la cristiandad. Y es por eso que el Señor del Huerto apenas puede estar en su paso de misterio un par de días. Ahora en septiembre lo hemos podido tener una semana; una semana en la que hemos sido muchos los que nos hemos acercado a La Pastora no sólo para contemplarlo y rezarle, sino también para detenernos en los detalles de las cartelas del paso de misterio o en las imágenes secundarias. También se podía admirar la primera fase de ejecución de los bordados de los broches de los faldones, la simbiosis entre la túnica bordada y el nuevo mantolín que se estrenara el pasado 7 de julio por las calles de Cádiz o el frondoso olivo situado en el espacio central de la escena. Un olivo que en esta ocasión contenía para sus ramas principales las provenientes de las huertas de la Casería, así como de tres olivos más; uno plantado a mediados de los 90 del siglo pasado por miembros de la por entonces Junta de Gobierno, uno plantado en 2011 proveniente de un esqueje de los olivos milenarios de Getsemaní y el plantado por el Excmo. Ayuntamiento de San Fernando en la cuaresma pasada en la plaza de La Pastora.

La semana iba terminando y desde el jueves los casi doscientos hermanos que solicitaron su papeleta de sitio fueron recogiéndola. Una papeleta de sitio extraordinaria que ha diseñado la jefatura de procesión uniendo la imagen de Ntro. Señor Jesucristo en la Sagrada Oración en el Huerto que pintara para el cartel del LXXV aniversario N.H.Dña María del Carmen Sánchez Guillén, con la fachada lateral de La Pastora vista desde la calle Marconi, pintada por D. Jaime Romera Postigo.

Desde primeras horas del viernes se comenzó a colocar el monte de flores. En esta ocasión, se quiso disponer un exorno de toque romántico compuesto por una base de ruscus sobre la que se dispusieron rosas de tonalidad rojo sangre, gerberas, cardos, siemprevivas, lirios, romero y orquídeas. Tres de esas rosas se colocaron sobreelevadas justo bajo la mano derecha del Señor como símbolo de esa sangre que sudó en Getsemaní y recorrió su cuerpo hasta caer en la roca de la Agonía. El olor a romero iba apropiándose del paso de misterio que tenía como otra de las novedades la colocación en la parte central del relicario del Beato Marcelo Spínola que suele situarse cada Martes Santo en el palio de Gracia y Esperanza o el atuendo de los Santos Apóstoles durmientes donde Santiago y San Pedro lucían sus mantolines sin cubrir la cabeza. Sin embargo, sería por la noche cuando se destapara una de las principales novedades que iba a presentar el paso de cara a la salida procesional. El Señor del Huerto iba a estrenar una nueva túnica, una túnica lisa de color blanco confeccionada con tejido procedente de Jerusalén. Se cumplía así un sueño de una familia que peregrinó a Tierra Santa en 2011 y desde entonces tenía en mente donar una túnica con estas características. Nuestro titular volvía a procesionar de forma extraordinaria con una túnica lisa blanca haciendo un guiño a esas Semanas Santas de los años 80 y 90 en la que, tras la restauración a la que fue sometido, se le vestía con una túnica de las mismas características.

Era el secreto mejor guardado por los miembros de la Junta de Gobierno que fue del agrado de muchos hermanos que desde primera hora de la mañana del sábado se acercaron a La Pastora para participar en la Santa Misa preparatoria de la salida penitencial. En esa dicha eucaristía participaron los cofrades de las Hermandades del Huerto de Requena (Valencia), Baeza (Jaén), Ronda (Málaga), Valladolid, Dos Hermanas (Sevilla), Granada, de la Hdad. de los Californios de Cartagena y de Montesion de Sevilla que se habían trasladado a nuestra ciudad durante el fin de semana para asistir al intercongreso Getsemaní y así poder contemplar también la salida procesional de nuestro titular. Tras la finalización nos dirigimos al busto del Beato Marcelo Spínola situado en la calle que lleva su nombre para hacerle una ofrenda floral tras el rezo por parte de nuestro director espiritual de la oración dedicada al llamado Arzobispo mendigo. Para terminar la mañana, delante del paso recibimos un cuadro recordatorio por parte de la Hdad. de Montesión, el homenaje por parte de la Asociación Cultural Cofrade La Venera y la entrega de una copia del documento original que la Hdad. de la Soledad posee en su archivo respecto a la invitación que hizo nuestra hermandad a la corporación soleana para asistir a la bendición en 1944 de nuestro titular. Cabe reseñar que gracias a este documento se ha podido fijar la fecha de bendición de la devota imagen de Ntro. Señor Jesucristo en la Sagrada Oración en el Huerto, puesto que en nuestro archivo no existía ninguna documentación sobre este fundamental acontecimiento. De igual forma, se hizo entrega de sendos broches con una rama de olivo a las bordadoras que han bordado los broches de los faldones del paso de misterio.

Tras el tradicional almuerzo previo a las salidas procesionales en el bar Casa Naca, sólo restaban algunas horas para que la iglesia de La Pastora abriera sus puertas. A las 19 h. mientras que en la iglesia se celebraba misa dominical, los hermanos del Huerto comenzaban a llenar el patio interno de la parroquia para formar las dos secciones de hermanos que configurarían la procesión. Los hermanos con cirio fueron ordenados por orden de antigüedad, a los que les sucedían los miembros del Grupo Joven, la presidencia con la Junta de Gobierno y el cuerpo de acólitos. Una vez más respondieron a la llamada de su hermandad y en el cortejo se podía resumir lo que es el Huerto; varias generaciones de hermanos que se funden en un solo sentimiento, desde niños de corta edad que eran más pequeños que los propios cirios a adultos que, aún llevando sobre sus espaldas varias efemérides como éstas, reflejaban en su rostro la ilusión de un niño que lo vive por primera vez. Para nosotros es muestra de orgullo cómo esos adultos han ido inculcando el amor por sus titulares a sus hijos y nietos haciendo que nuestra corporación muestre en la actualidad una rebosante vitalidad.

A las 19.45 h. se inició la procesión. La cruz de guía y los faroles avanzaban por la plazoleta de La Pastora portados por los mismos hermanos que lo hacen cada Martes Santo, un ejemplo más del compromiso que nos brindan todos nuestros hermanos. Mientras que las filas de hermanos de cirios comenzaban su caminar, en el interior de la iglesia una comitiva de la corporación municipal encabezada por la Sra. Alcaldesa Dña. Patricia Cavada presenciaba la salida de la procesión. Fue precisamente la Sra. Alcaldesa la que en nombre de la ciudad dio la primera levantá del paso de misterio. De igual forma, en el dintel de la puerta, fue nuestro hermano nº 1 D. Antonio Perulero el que dio la levantá con el que el paso salía a la calle con la interpretación del himno nacional de España. A continuación, la A.M. Fuensanta de Morón tocó las marchas Oración en el Huerto  y La Amargura de un rezo –dedicadas a nuestra hermandad- y El sentir de la Madrugá en una única trepá imponente que mostraría la fuerza con la que la cuadrilla de la Asociación Jóvenes Cargadores Cofrades portaría durante toda la noche al Señor del Huerto.

El público fue otro de los protagonistas durante toda la tarde – noche. Fueron miles los isleños y vecinos de otras ciudades de la provincia y de otras partes de la geografía nacional los que se acercaron a nuestra feligresía para presenciar la procesión. En el ambiente se notaba lo excepcional de la ocasión y los aplausos no paraban de sonar. Rápidamente llegaba uno de los momentos especiales de la noche. La Junta de Gobierno ideó un recorrido que se desarrollaba principalmente por el barrio y que pasaba por las puertas de las casas de hermandad de las tres corporaciones que junto con el Huerto están erigidas canónicamente en La Pastora. La primera de ellas por la que pasamos fue la Hdad. de la Misericordia que engalanó su fachada y nos recibió de forma corporativa con bandera y varas. Su Hno. Mayor, D. Antonio Moreno pronunció las palabras que N.H. D. Ignacio Bustamante dedicara a nuestro titular en su pregón de la Semana Santa del año 1988. A continuación, el Hno. Mayor de la Misericordia fue el encargado de hacer una levantá al paso de misterio, el cual continuó por la calle San Dimas en la que junto al mosaico de Gracia y Esperanza una familia hortelana lanzó la primera petalada de la noche. Emotivo también fue el paso por la calle Mariana de Pineda, donde la luz del día ya se iba apagando, pero aún provocaba destellos en el dorado del paso de misterio bajo una nube de frondosos naranjos. En el giro entre Santa Rosalía y Santa Cruz sonaba la adaptación del Ave María de Caccini, mientras los cirios de los hermanos comenzaban a ser encendidos. Quizás el momento más complicado fue salvar un cable que se había bajado por las obras de construcción de una casa en la esquina entre las calles Santa Cruz y Santo Domingo. Con eficiencia y profesionalidad los capataces daban las órdenes precisas para salvar este obstáculo y continuar el normal transitar.

Las marchas se iban sucediendo en un esfuerzo sin igual de los músicos de la Fuensanta que demostraban, una vez más, el alto nivel que han alcanzado. Con la marcha Oración se entraba en la calle Jesús de la Misericordia donde hermanos del Huerto que viven allí habían engalanado sus fachadas. En esta marcha pudimos comprobar lo que se ha venido a llamar el trinomio perfecto. Hermandad, cuadrilla y agrupación musical hicieron aflorar los sentimientos a todos los que abarrotaban la calle. Una voluminosa petalada caía del cielo mientras que el paso avanzaba de forma decidida en los compases fuertes de la marcha y los aplausos del público arreciaban. Desde la cruz de guía situada en la calle Calatrava se vislumbraba el amplio cortejo que se había formado y que se desarrollaba calle abajo por Jesús de la Misericordia. Arquitectura isleña de almenas y blancas fachadas que engrandecían aún más si cabe al paso de misterio. Accedíamos de forma puntual al barrio del Cristo –donde se fundó nuestra hermandad- y allí se despedía nuestro director espiritual, quién nos ha guiado de forma excepcional durante todo este aniversario. Las marchas seguían sucediéndose y el cortejo aceleraba su cadencia para aminorar los escasos minutos que llevaba de retraso con respecto al horario prefijado. En algunos balcones de la Calle Calatrava se habían colocado sendos reposteros; uno con la imagen de nuestro titular y otro con dos fotografías que evidencian la lógica evolución patrimonial de nuestra corporación mostrando la primera y la última salida procesional.

Eran las 10 de la noche y llegaba uno de los momentos más especiales de la procesión. El cortejo se disponía a bajar de forma completa la calle Ancha, nuestra calle Ancha, la calle más cofrade de nuestra ciudad. Los naranjos aún sin podar y, por tanto, más frondosos de lo que estamos acostumbrados el Martes Santo se mezclaban con el olivo creando un fondo floral que embellecía aún más la estampa creada. La túnica blanca realzaba en la oscuridad de la noche el rostro del Señor y el olor a romero del paso se diluía en el olor semanasantero que emanaba de los incensarios. Hasta once marchas fueron interpretadas en esta calle, algunas de ellas empalmadas unas con otras en otro esfuerzo de cuadrilla y agrupación. La bulla formada del ante del paso sabía andar y con ello se favorecía el lucimiento del paso de misterio. Entre las marchas sonaron algunas clásicas como Señor de San Román, Ntro. Padre Jesús de la Victoria y La Saeta y otras propias de la Fuensanta como La Fe de los Humildes o La última palabra que los cofrades del Huerto ya las tenemos en nuestro particular tararero cofrade. En el tramo final de la C/ Ancha nos esperaban en su casa de hermandad, los miembros de la Junta de Gobierno de la Hdad. de La Pastora, dando su Hermano Mayor una levantá al paso de misterio.

Si cada Martes Santo después de la calle Ancha, el cortejo enfila la calle Mariana de Pineda, en esta ocasión extraordinaria se giró hacia la derecha para seguir la calle Manuel Roldán. El paso continuaba siendo escoltado por naranjos y bellas casas que seguían enmarcando este particular Getsemaní isleño. Iba llegando el final, pero aún quedaban los tramos finales. La estrechez de la calle Escultor Alfonso Berraquero, la compactación del cortejo y la impresionante cantidad de público que seguía la procesión provocó la formación de una bulla delante del paso que en ciertos momentos dificultaba la labor del cuerpo de capataces. Nadie quería perderse el paso por la casa de hermandad del Ecce Homo. Allí de nuevo, su Junta de Gobierno abría las puertas y era su Hermano Mayor quién daba los toques al llamador. Los mecíos no cesaban al igual que los sones de la Fuensanta que se convertían en atronadores aplausos. Se interpretaron marchas como La devoción de un barrio, El Mesías o El Himno de San Antonio. Los devotos del Señor del Huerto sabían que todo tiene un principio y un final y éste iba llegando. Se giró hacia Santa Rosalía y allí se volvió a escuchar el Ave María de Caccini. Era el modo más solemne de hacer entrada en una plazoleta de La Pastora que entraba en ebullición a la espera de la recogida de la procesión.

Tras la siguiente levantá, sonó Alma de Dios; contrapuntos cofrades que nos volvían a recordar el carácter de barrio que desprende nuestra hermandad; una corporación que quería tener un último guiño con su barrio. Si la iglesia es el centro devocional, el social lo es Casa Naca. Hasta su puerta se llevó el paso de misterio para que su gerente pudiera llamar al paso. Antes, con el paso descansando en los ladrillos coloraos de la plazoleta se interpretó Perdón en San Andrés. El silencio se hizo hueco y se pudo comprobar la madurez del público al entender cómo la música se interpreta para el Señor. En esta ocasión no hubo mecíos, nuestro titular se mantenía parado y era el foco de atención de todos los presentes. La música ayudaba a llegar a Él y las emociones seguían aflorando. Finalizaba la marcha y un espontáneo aplauso se fue reproduciendo por toda la plazoleta. Llegaba el momento de Casa Naca. Juan Antonio, nuestro querido Churre, con rostro visiblemente emocionado miró al Señor del Huerto en una conversación que se quedará entre los dos y cogió el llamador. Llamó tres veces y el paso se alzó en una levantá que llegó hasta el mismo cielo para recordar a su padre Agustín Sirviente. La Fuensanta volvía a sonar interpretando Costaleros del Señor mientras el paso enfilaba ya la puerta de La Pastora. Aún quedaba el giro en medio de la plaza, que se realizó con La Amargura de un rezo, marcha propia de La Fuensanta que ha sido dedicada a nuestra corporación.

El paso bajaba de nuevo y los cuerpos de los cargadores se cambiaban para facilitar la entrada en la iglesia. El Señor del Huerto se iba despidiendo de una plaza llena de cofrades que experimentaban una sensación diferente a la de cada Martes Santo. Se vislumbraba la recogida soñada por muchos. El Señor del Huerto tenía rendidos a sus plantas a todos los que allí estábamos, era el epicentro de todas las miradas. El director de la Fuensanta fue invitado a dar el último toque de llamador. Era el reconocimiento a todo el esfuerzo realizado por sus músicos durante toda la procesión. Más de sesenta marchas interpretadas en apenas cinco horas. Aún así, había tiempo para una más y sonó Eres de todos, simbolismo musical para poner el broche de oro a una tarde noche que ya es parte de la historia del Huerto. Pero una noche así, no podía terminar sin el himno por excelencia de nuestra corporación. Tras la marcha real, el paso volvía al mármol de La Pastora. El paso seguía andando hacia el altar con una iglesia repleta de todos los hermanos que habían formado parte del cortejo. No queríamos que ninguno de los que habían hecho posible esta noche se quedara en la plazoleta y por eso los músicos de La Fuensanta también iban entrando en la iglesia mientras seguían interpretando La Oración en el Huerto de Agripino Lozano. Llegó el final de nuestro himno y una sentida ovación se prolongó durante varios minutos. Era nuestra particular manera de darle gracias al Señor por todo lo vivido este 29 de septiembre de 2018, una tarde – noche que quedará guardada en lo más profundo de nuestros corazones y que mostró a todos los que acudieron a presenciar el cortejo lo que es y simboliza el Huerto. Ahí queó.                         

Resumen procesión extraordinaria LXXV aniversario Hdad. del Huerto