Crónica de las vivencias de una jornada que pasará a la historia de la Hdad del Huerto
Podríamos comenzar esta crónica con la añoranza de lo que no vivimos, de lo que es el Huerto cuando se transforma en cofradía y sale en procesión por las calles de San Fernando. Pero si algo tenemos en nuestro ADN hortelano es la Esperanza, la de mirar el futuro, pero también el presente con optimismo.
Desde ese parámetro estas líneas…
Tienen que ver con el gozo de haber vivido un Martes Santo histórico, diferente al de todos y que ojalá sea único para muchas generaciones.
Tienen que ver con la implicación de muchos hermanos, principalmente de la comisión de Mayordomía porque a pesar de que sabíamos que no habría pasos en la calle, han estado horas y horas en la casa de hermandad adecuando todos los elementos para que nuestros titulares estuvieran el Martes Santo expuestos en sendos altares extraordinarios.
Tienen que ver con los agradecimientos, principalmente a la Hermandad del Ecce Homo que nos permitió entrar en el interior del templo justo después de ellos terminar sus actos en la tarde noche del Lunes Santo y así permitirnos que en poco más de dos horas pudiéramos montar esos altares. Asimismo, agradecimiento a la corporación municipal que representada por la Sra. Alcaldesa de la ciudad nos visitó en la mañana del Martes Santo, al igual que el Consejo de Hermandades y el futuro pregonero de 2022 y las hermandades de la parroquia y del Martes Santo, realizando todas estas corporaciones ofrendas florales a nuestros titulares. Y como no a los diferentes medios de comunicación que dieron difusión a toda la programación que habíamos organizado para esta jornada.
Tienen que ver con responsabilidad y seguridad, pues desde la Hermandad y a través de una aplicación, tuvimos siempre controlado el aforo permitido en nuestra iglesia, un templo con apenas cinco bancos para los fieles que prefirieron sentarse para rezar generando a cada lado un amplio pasillo de deambulación en un único sentido que impedía la concentración de personas. Asimismo, se decidió ampliar el horario de cierre hasta prácticamente las 22,30 horas para que todos los que se acercaron a venerar a nuestros titulares pudieran hacerlo.
Tienen que ver con la solidaridad manifestada en la Cocina Solidaria Beato Marcelo Spínola con la entrega del menú extraordinario de Martes Santo. De nuevo pusimos el contador a cero gracias a la generosidad de hermanos y colaboradores y al esfuerzo de los que participaron en la jornada del Lunes Santo en su cocinado; siendo éste objeto de un reportaje en Andalucía Directo, programa que se emite en la televisión pública andaluza. Asimismo, un grupo de hermanos tuvo a bien entregar un lote de productos de higiene y limpieza a Cáritas parroquial.
Tienen que ver con estreno musical, porque a pesar de no poder contar este año con el canto hecho rezo de la Coral Logar de la Puente, y las marchas de la AM Fuensanta de Morón y de la BM Fernando Guerrero de Los Palacios, la capilla musical Caligaverunt –que participó de forma desinteresada durante el rezo del Via Crucis- interpretó la adaptación de La Oración del Huerto que uno de sus integrantes David Flor ha realizado para nuestra corporación. Con ello, nuestro himno cofrade por excelencia que en la década de los setenta del siglo pasado compusiera Agripino Lozano, puede interpretarse tanto por bandas de música como por agrupaciones musicales, banda de cornetas y tambores y ahora por grupos de capillas.
Tienen que ver con la emoción contenida, cuando a las 18,15 h. empezaron a repicar las campanas de La Pastora y abrimos de forma simbólica las puertas. Esta vez la cofradía no salía a la calle, sino que los hermanos entrábamos en la iglesia para realizar la estación de penitencia.
Y, sobre todo, estas líneas tienen que ver con el significado de Hermandad. Y esto se consiguió no sólo con el trasiego y el rezo individual ante nuestros titulares que muchos de nuestros hermanos llevaron a cabo durante todo el día, sino fundamentalmente durante los actos cultuales de por la tarde. La Junta de Gobierno quiso que fuesen los hermanos los que tomaran la palabra y fuesen ellos, al igual que cada Martes Santo, los actores principales en el acto de meditación, en el rezo de las catorce estaciones del Via Crucis –en el que también invitamos a la JCC- o en la lectura de la palabra durante la Santa Misa.
La jornada del Martes Santo comenzó a las 10 de la mañana. A esa hora se abrían las puertas de La Pastora para dar inicio al acto de Veneración Extraordinaria. En los altares ya estaban las velas encendidas y en el altar mayor se había colocado de forma simbólica la cruz de guía escoltada por los dos faroles y una silla en la que se dispuso una túnica con su capirote y su cíngulo verde, la venera, un rosario y las estampitas con las imágenes del Señor del Huerto y la Virgen de Gracia y Esperanza en alusión a todos los hermanos que cada año se revisten con la túnica de la hermandad.
El altar de Ntro. Señor Jesucristo en el Huerto lo componían dos escenas. La imagen de nuestro titular quedó situada en la hornacina de su altar de diario, colocándosele la túnica blanca de Tierra Santa y el mantolín burdeos bordado, en una imagen hasta ahora nunca vista. Delante de él se dispuso una mesa de altar forrada con faldones de terciopelo burdeos y enmarcado en el frontal por el respiradero del paso de misterio y en los laterales por la crestería dorada del mismo paso. Daban luz dos de los candelabros de las esquinas, apreciándose con mayor claridad la peana que en su día tallara nuestro hermano Manuel Oliva. En esta mesa se colocaron los tres Santos apóstoles durmientes con una distribución diferente a la de cada Martes Santo. En primer término estaba San Juan dispuesto en diagonal y con la cabeza apoyada sobre una roca. En un segundo plano a un lado Santiago y al otro San Pedro con las cabezas giradas, el primero hacia el altar mayor y el segundo hacia la puerta principal del templo. Los tres apóstoles lucían sus túnicas y mantolines siendo apreciados por los asistentes detalles como los gemelos personalizados con el águila de San Juan, la cruz de Santiago o las llaves de San Pedro; llaves dorada y plateada que también colgaban de la mano derecha del llamado primer Papa de la Iglesia católica. También llamó la atención la colocación en el monte de un cáliz plateado que perteneció al Padre Arenas –primer párroco de nuestra iglesia- en alusión al pasaje evangélico de Getsemaní. De igual forma destacar la composición floral realizada por Malayerba que estuvo compuesta por tomillo, romero, flor de cardo azul, eucaliptus, anémonas rosas, estatice azul, euphorbia espinosa, ligustrum, hojas de helecho y rosas rojas, tres de las cuales se dispusieron bajo la faz del Señor en alusión a las gotas de sangre que brotaron de su cuerpo tras la hermatohidrosis que sufrió en su agonía en el huerto de los olivos.